“Al menos desde el siglo XIII, se extendió casi por toda la península ibérica la realización de escenificaciones teatrales, durante el Jueves y el Viernes Santo, como complemento de los textos evangélicos. Estas representaciones ponían en escena los sermones o pregones de los clérigos. La finalidad era didáctica y se trataba de realizar una catequesis que pudiera entrar por los sentidos de los sencillos habitantes de pueblos y ciudades”.
Estas no son palabras mías, son de un señor bastante más listo y culto que yo, pero me parece ami que aún estamos en el siglo XIII, que hemos prosperado poco y que seguimos siendo esos sencillos habitantes de pueblos y ciudades que necesitan un “divino madero” (como diría Antonio Santiago) para saber a quién dirigir nuestras oraciones. Con la única diferencia de que ahora es todo bastante más ostentoso.
Realmente ¿es imprescindible tener a nuestros amantísimos y sagrados titulares presentes físicamente para rezar por nuestros difuntos? ¿Nos es tan visceralmente necesario? Si es así creo que tenemos un importante problema de base.
UN COMENTARIO:
“No podemos asistir a una misa de nuestra hermandad si ni están nuestros titulares. eso es una barbaridad. de quien es la culpa?”
Hoy sólo tienen que estar nuestros corazones y el recuerdo y cariño hacia los Hermanos que ya no nos acompañan. ¿Qué de quién es la culpa? Pues fácil: del cura, mía y de la Junta.
OTRO COMENTARIO:
“En mi humilde opinión, las misas de la hermandad como esta se tendrían que celebrar ante nuestros Sagrados Titulares y no en una iglesia donde no tenemos nada”.
¿Como que no tenemos nada? ¿Nos parecen poco el Sagrario, el Sacramento de la Comunión y la Penitencia? ¿O eso no es importante? Esta también es nuestra Parroquia, también es nuestra casa.
MÁS COMENTARIOS:
“Por cierto la Hdad. del Dulce Nombre ha celebrado la misa de difuntos ante sus sagrados titulares, nosotros no podemos ser menos”
Nuestra Regla 29: “La primera cualidad que han de tener los términos de nuestra Esclavitud es la Humildad, la Humildad es la manifestación de la esclavitud. Sin Humildad es imposible la esclavitud como tampoco se comprende la Hermandad y Cofradía”.
Y UN ÚLTIMO COMENTARIO:
“Por supuesto que Jesús Caído y Ntra. Sra. de los Dolores están en nuestros corazones y por ello todos los cultos en su honor tienen que celebrarse donde estén ellos”.
Donde estén nuestros corazones se refiere, ¿no? Con eso es suficiente. Este Hermano tiene razón.
Pues a esto hemos venido hoy, Hermanos, así que hagamos un esfuerzo y olvidemos durante media hora cristos, vírgenes, pasos, palios y ciriales y pensemos y oremos de corazón por todos aquellos a los que queremos y hoy no nos acompañan. Y pido fraternalmente disculpas a todo al que estas palabras puedan no gustar pero pienso que son oportunas y necesarias.
J. Carlos Galindo Moncayo
Hermano Mayor