domingo, 20 de marzo de 2011

Fray Antonio de San Pedro

Nació en la Villa de Caloníco, de Guarda (Portugal), hijo de Manuel Thomaz y Ana Correa,año de 1570, siendo conocido en el siglo como “Antonio Correa”, por su apellido materno. Fue bautizado cristiano, pero cuando sus padres pasaron al Judaísmo lo educaron en aquella religión.

Trasladado a Lima por sus padres, por temor se ser arrestados. Se dedicó al comercio. Descubierto como judío observante fue arrestado por la inquisición el 22 de marzo de 1604, por su obstinación por el judaísmo. Movido por la gracia, abjuró para volver a la religión católica el 13 de Marzo de 1605. Como castigo de su error le impusieron tres años de penitencia pública que cumplió en el Convento de la Merced de Lima como ayudante de cocina. Allí encontró a Gonzalo Díaz de Amarante que lo instruyó en las verdades de la Fe y en la práctica de las Virtudes Cristianas.

Como consecuencia de la pena impuesta debió volver a España, donde fue donado en un Convento de Dominicos, como se supo que en un tiempo había sido judío, le negaron el hábito.
Ingresó entonces al convento de los Mercedarios Descalzos de Osuna como donado el 15 de Febrero de 1614, donde después de dos años donado de vida virtuosa, humilde y sencilla, emitió su profesión.

Su vida religiosa fue de penitencia y mortificación, voluntariamente aceptadas, de servicio y cavidad al prójimo necesitado a quien daba también sus cosas, y a los encarcelados, a quienes sirvio con abnegación, sin descuidar la oración y unión con Dios. Manifestó su amor a las almas, especialmente a las mujeres perdidas, a muchas de las cuales convirtió, fundando para ellas una casa donde eran acogidas una vez que volvían a la recta vía. En la Iglesia de Santa Ana, de su Orden y donde también rigió la COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, que llegó a tener hasta 4000- miembros en dicha Villa.
Fue espejo de las virtudes, especialmente de la fe, de la caridad, de la humildad y de la observancia de los votos. Tal vida de santidad fue confirmada con gracias especiales, que Dios concedía por su interceptor, antes y después de la muerte del siervo de Dios, acaecía en su Convento de Osuna el 30 de julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco después de su muerte.

En 1623, el Nuncio apostólico de Madrid mandó se tomasen debidamente las informaciones para la causa de su beatificación, y el 24 de Diciembre de 1624 concedió que pudieran tributarle culto privado. Se dieron al público sus retratos. El Padre Juan de San Dámaso, Padre Agustín de San Andrés y el Padre Jorge de San José (su confesor) escribieron su vida.

Escribió:

Siete meditaciones sobre la pasión de Nuestro Señor Jesucristo y de los grandes bienes que produce su consideración. Imprenta: Granada, 1641, en 8”. Se tiraron 3400 ejemplares, siendo tal la aceptación con que fue recibida esta obra, que pronto quedaron despachados (Barbosa, Bibli. Lusitana. J.).

En los años 1960 aproximadamente se exhumó su cadáver, siendo trasladado de la Cripta de la Iglesia de la Merced Descalzos de Osuna al Convento de las Hermanas Mercedarias de Osuna. Donde se encuentra actualmente sus restos como Beato. De gran adoración en Latino América, y sin irse tan lejos en España, donde encontramos un curioso detalle actualmente en la Hermandad de la Merced de Córdoba.

http://www.hermandaddelamerced.org/




Esquema del palio de la Virgen de la Merced de Córodoba:






María Dolores Quirós Rivera

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